jueves, 29 de septiembre de 2011

Pasear con el niño en la mochila


Al salir de paseo en la mochila, el niño está a la altura del adulto: también esto tiene su importancia. En efecto, no olvidemos que el niño está acostumbrado a vivir en un mundo de “gigantes”, porque así, en definitiva, es como nos ve. “Gigantes” más o menos afectuosos, pero siempre como miembros de un mundo de “enormes” dimensiones, al que el niño teme. Cuando, por el contrario, viaja en la mochila, pegado a la espalda de su padre o de su madre, desaparece esa desagradable inferioridad.


En algunos casos, incluso, el niño se siente más alto que los mismos adultos. Y ésta es una sensación indudablemente gratificante, que suele tranquilizarlo.


Cuando el niño es un poco mayor, o simplemente si no quieres aguantar su peso en los hombros, puedes recurrir al cochecito. Los hay de varios tipos: sólo se plantea la duda de la elección. Además, algunos cochecitos tienen la doble posibilidad de llevar al niño de cara a los padres o mirando hacia adelante. La ventaja del primer caso es que el sonido de tu voz,vuestra sonrisa, el modo de mirarlo lo tranquilizan: también le evitas encontrarse solo con respecto a aquello a lo que se enfrenta.

La irresistible atracción por la piscina de bolas


En algunas ocasiones hemos hablado de los “encantadores” de niños en el parque, pero si duda esta atracción se llevaría la palma si estuviera al alcance de los pequeños en cualquier lugar. La irresistible atracción por las piscinas de bolas es fácilmente entendible, hasta yo me lanzaría en ellas.


De hecho, creo que a algún padre se le habrá pasado por la cabeza crear su propia piscina casera (incluso puede que alguno ya hayáis probado), eso sí, si se dispone de espacio para ello, lo cual no suele ser muy habitual en los pisos que se estilan hoy día (misteriosos pisos menguantes).


Pero incluso en una “mini-toy” los peques pueden hacer virguerías, tan solo hay que encontrar un montón de las bolas adecuadas, ¡y a nadar entre círculos multicolores! Precisamente el colorido tendrá mucho que ver en esa irresistible atracción por la piscina de bolas.


Esconderse bajo las bolas, lanzarlas sobre las redes, paredes y otros pobladores de la piscina (¡cuidado con eso!; hay niños que se transforman en tiradores al blanco profesionales dentro de la piscina, siendo “el blanco” la cara del otro), saltar, bucear, coleccionar bolas de un color, buscar la bola marcada… son algunas variantes para disfrutar de este juego que les fascina.


Cuidado también con todo aquello que pueda “desprenderse del niño”: pulseras, pendientes, ganchos, objetos en los bolsillos… porque ya podemos darlos por perdidos casi con toda seguridad, aparte del posible daño que puedan hacerse los pequeños.


Un invento que ha alcanzado niveles de sofisticación en los últimos años, cuando los “parques de bolas” han ido ampliando el tamaño y las posibilidades de estos recipientes aptos para el buceo de los peques, rodeándose de toboganes, escaleras, laberintos… Porque, que yo recuerde, cuando yo era pequeña no existían piscinas de bolas, aunque cualquier caja llena de bolas de papel nos sirviera para casi lo mismo.


Claro, que no era tan bonito. Pero más barato sí, desde luego. Porque esa es otra, pocas veces encontramos este divertimento de manera gratuita. Alguna vez en fiestas, en barcos, en algún restaurante amigo de los niños... Un complemento ideal para que los niños estén entretenidos en algunos lugares donde se pueden sentir limitados.


Pero casi siempre hay un precio por “nadar” en la piscina de bolas, y si el precio se multiplica por no sé cuántos en un cumpleaños por ejemplo, nos lleva a plantearnos si no elaborar nosotros mismos esa piscina. Si tuviéramos espacio, claro.

Cuando un niño se separa de su mejor amigo


Los niños pequeños se adaptan muy fácilmente a las nuevas situaciones. Son muy flexibles, es cierto, pero eso no impide que se sientan sensiblemente afectados cuando un niño se separa de su mejor amigo.
Los niños tienen mucha facilidad para hacer amigos. Al compartir juegos, se estrechan las relaciones entre ellos, y muchas veces las amistades de la infancia quedan grabadas a fuego. Pero, ¿qué sucede cuando ese amiguito con el que jugaba a diario en el parque, en la guardería o su vecino, al que tanto adoraba, se va?


Por circunstancias de la vida, los padres tomamos decisiones que también afectan a nuestros hijos como es el cambio de escuela o de domicilio, provocando que pierdan amigos que pueden haber significado mucho para ellos.


De un día para otro, los amigos se alejan y dejan de verse. Esa pérdida, desde luego, tiene un impacto en la vida de los dos niños.


Cuando mi hija mayor tenía cinco años, hace dos, se separó de su mejor amigo. Se conocían desde que nacieron, vivían cerca el uno del otro, se veían con fecuencia y fueron grandes compañeros de juegos durante los primeros años de su vida.


Había complicidad, empatía, lealtad y un montón de experiencias compartidas. Un buen día, por circunstancias personales, sus padres decidieron irse a vivir a otro país. Lógicamente, el niño se fue con su familia y los pequeños dejaron de verse.


Mi hija sufrió muchísimo. Dicen que cuando un niño pequeño pierde a un amigo, sufre esta pérdida como un adulto que padece la muerte de un amigo cercano. Intentamos ayudarla a sobrellevar su dolor acompañándola y preparándola para su partida, y prometiéndole mantener el contacto con el niño después de que se marchara.


Pero aún así, aunque a veces lo quisiéramos, no podemos evitarles el dolor, y para mi hija fue la primera gran pérdida de su vida.




Reacciones del niño que pierde a su mejor amigo
El niño siente una gran tristeza ante la pérdida de su mejor amigo. Es uno de los mayores desapegos emocionales que puede vivir un niño, después del destete y de la separación de la madre.


Su amigo ya no está cuando va al cole, ni está en el parque como todas las tardes para jugar con él, ni está allí para compartir horas de juegos y risas. Es normal que el niño se sienta triste, desanimado, confundido, irritable. Incluso a veces puede volverse agresivo, rebelde, perder el apetito o tener alteraciones en el sueño.


Cuando son un poco mayores, es normal que piense que nunca volverán a encontrar a un nuevo amigo ni volverán a pasárselo tan bien con alguien.


Otra reacción posible y habitual es el enojo. Se siente enojado por algo que no ha podido controlar. Por decisión de otros, en este caso sus padres, el niño se ha tenido que marchar a otra ciudad o a otro país.


El enfado es un sentimiento que acompaña habitualmente a la tristeza. Se siente impotente ante la pérdida de una persona que significó mucho para él y con quien ha tenido un vínculo cercano durante algún tiempo de su vida.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Hablar con el niño al aire libre


Cuando el niño tiene entre seis y ocho meses, el paseo empieza a ser más complicado. Tanto en invierno como en verano, puedes sentarlo en algún banco y empezar a hablarle mostrándole todo cuanto le rodea: las plantas con sus hojas y sus flores, los animales, otros niños… Lo que importa es, sobre todo, el tono de la voz y el “modo” de hacerle observar el mundo. Sólo así el niño se acostumbra a considerarlo todo con confianza y tranquilidad.


Durante el paseo en el cochecito, el niño comienza a entrar en relación directa incluso con otros niños mayores, que se le acercan, lo tocan y le quitan sus juguetes. Todo esto es de fundamental importancia, porque le obliga a reaccionar, a defenderse o a interesarse por lo que ocurre a su alrededor.
Todo esto es muy útil también para ustedes, porque permite observar sus reacciones. Si son unos padres ordenados y estudiosos, puedes anotar en un diario el comportamiento del niño durante estas primeras salidas. Más adelante será muy provechoso, para comparar las etapas de su desarrollo psicológico desde sus primeras reacciones.


Durante el verano puedes incluso extender una manta sobre el suelo del campo y dejar que el niño juegue sobre ella y se desenvuelva en total libertad; conviene ponerle a su alrededor sus objetos preferidos, para que así se sienta más seguro. Esto hará que cada vez amplíe más sus conocimientos, adquiriendo nuevas sensaciones, tanto agradables como desagradables.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Hijos en la cama de los padres, ¿sí o no?


“¿Lo dejamos o no lo dejamos?” Esta es la pregunta que muchas veces se hacen los padres ante los reclamos de sus niños que, ya sea por miedo o porque prefieren estar en compañía, quieren a sus padres cerca a la hora de dormir. Con respecto a este tema hay opiniones a favor y en contra. Si como padres temen que compartir la cama con sus hijos afecte su desarrollo, un nuevo estudio ha demostrado que hacerlo después del primer año de vida no presenta riesgos. Sigue leyendo y luego cuéntanos: ¿lo han dejado compartir la cama con ustedes o no?


A muchas mamás les encantaría dormir toda la noche con sus bebés sobre el pecho, pero los especialistas no lo recomiendan. La Academia Americana de Pediatría (AAP por su sigla en inglés) sugiere que los lactantes no compartan la cama con sus padres. El temor principal es que sufran lo que se conoce como Síndrome de Muerte Súbita del Lactante.


Independientemente de esto, el denominado colecho, nombre con el que se denomina, justamente, al hecho de que los niños duerman o compartan la cama con sus padres varias veces por semana, parece ser algo cultural.
Y mientras algunos temen que esto afecte el desarrollo psicológico de los niños, otros consideran que la separación entre la mamá y el bebé a veces se produce demasiado temprano ya que, por ejemplo, en las sociedades occidentales se tiende a alejarlo y dejarlo solo prácticamente desde el momento en que nace, aunque, los bebés muy pequeños necesiten el contacto físico constante con sus mamás hasta que se adaptan al nuevo mundo en que se encuentran.


Ni un extremo ni otro. Un estudio reciente ha demostrado que dormir en la cama de los padres luego del primer año de vida no afecta el desarrollo intelectual o social de los niños pequeños, aunque los investigadores que estuvieron a cargo recordaron la importancia de tener en cuenta la sugerencia de la AAP.


En este sentido, el mensaje para las mamás y para los papás sería: compartir la cama con el bebé no generará problemas de conducta en el futuro. Eso sí, deben esperar a que el bebé cumpla su primer año de vida. A partir de ese momento desaparece el riesgo de sufrir el Síndrome de Muerte Súbita del Lactante. Antes de ese momento lo que mejor es que el bebé duerma cerca de los padres, pero en su propia cuna.


Para llegar a estas conclusiones, un equipo de especialistas de la Universidad Estatal de Nueva York en Stony Brook analizó los datos de casi mil familias de bajos ingresos que tenían al menos un niño menor de un año al inicio del estudio.


Los autores visitaron a cada familia cuando los niños cumplieron uno, dos y tres años, y les consultaron sobre la salud de sus hijos, las rutinas de crianza y el lugar donde dormían. De las respuestas se encontró que casi la mitad de las mujeres había compartido la cama con el bebé en alguna de esas edades, y entre ellas, las hispanas y las afroamericanas lo hacían con más frecuencia que las blancas. A los cinco años, todos los niños fueron sometidos a varias pruebas cognitivas y de conducta, con un enfoque en la evaluación de las habilidades matemáticas y del lenguaje. Además, analizaron los niveles de hiperactividad y las habilidades sociales. Tras controlar varios factores, como el sexo del niño, el peso al nacer, la etnicidad, el nivel económico y la educación de la madre, los autores no encontraron ninguna relación entre los niños que compartían la cama con sus padres después de un año de nacido y el inicio de los problemas de aprendizaje o de conducta a los cinco años.


Estos hallazgos, publicados en la edición de agosto de la revista Pediatrics, sugieren que compartir la cama no es necesariamente una mala idea para los niños de esa edad, pero los especialistas advierten que el estudio no consideró si esto afecta o no al modo en que duermen los niños. En este sentido, sí es importante que la calidad del sueño sea buena para tener un desarrollo apropiado.


Por eso los padres deberán decidir qué es más conveniente para sus hijos, si deben compartir o no la cama con ellos, teniendo en cuenta qué costumbres ayudan a descansar mejor a todos los miembros de la familia.


Los autores del estudio no pretenden recomendarle a los padres que tomen una decisión u otra, sino simplemente ayudarles a despejar sus dudas y sus temores basados en la información que se obtiene de los estudios. ¿A ti qué te parece? ¿Compartes la cama con tu hijo o descansa mejor durmiendo en su habitación? Escríbenos y danos tu opinión.

¿Es la fiebre una señal de la dentición?


Para muchos padres, la pregunta sobra. La fiebre, al igual que la irritabilidad, el babeo y el enrojecimiento de las encías del bebé siempre se han considerado síntomas clave del proceso de la dentición. Una investigación realizada en la Universidad Federal de Minas Gerais en Brasil descarta a la fiebre alta como señal de este proceso tan normal en el desarrollo de los bebés, sorprendiendo incluso a los autores del estudio. Infórmate sobre el hallazgo y cómo aliviar los malestares de la dentición (cuando le sale el primer juego de dientes al bebé).


Los primeros dientecitos del bebé comienzan a brotar alrededor de los 6 meses de edad. Antes de que broten, las encías se inflaman, se enrojecen y el bebé comienza a dar muestras de inquietud. Llora, deja de comer por el dolor, aumenta la salivación y el babeo y se lleva cualquier cosa a la boca buscando alivio. Muchos padres han creído siempre a pie juntillas que junto a todos los síntomas anteriores se sumaba también la fiebre. Eso es hasta ahora.


Un nuevo estudio realizado en Brasil afirma que aunque la temperatura suba ligeramente (solamente unas décimas) durante la dentición, no existe relación entre la fiebre y el brote de los dientes. “El resultado me sorprendió” comentó Joana Ramos-Jorge, autora del estudio y estudiante de doctorado en la Universidad de Minas Gerais. “Al igual que gran parte de la población, yo también creía que la fiebre podía ser una señal del brote de los dientes”.


Para estudiar las señales y los síntomas de la dentición, varios dentistas brasileros rastrearon el desarrollo de 47 bebés entre los 5 y los 15 meses de edad durante 8 meses. Según sus observaciones, el día del brote del diente, los bebés tendían a presentar goteo nasal, diarrea, sarpullido o erupción en la piel, poco apetito, irritabilidad, babeo y dificultad para dormir. La temperatura corporal tendió a subir unas cuantas décimas desde el día del brote hasta el día después (hasta unos 98.24 grados Fahrenheit/36.98 centígrados). Estos resultados saldrán publicados en la edición de septiembre de Pediatrics.


La doctora Roya Samuels, pediatra en el Cohen Children´s Medical Center en Nueva York considera que esta elevación en la temperatura está todavía en el rango de lo normal por lo que no se considera fiebre. La doctora recomienda educar a los padres y desmentir la creencia que la fiebre alta se asocia con la dentición. Ella ha visto llega a su consulta padres con bebés con fiebre de 101 grados F (38.30 grados C) o más y no darle importancia por achacarla a la dentición. No se ha demostrado, afirma Samuels, que la fiebre alta esté relacionada con la aparición de los dientes. Es importante que los padres lo sepan para que acudan cuanto antes al pediatra para buscar la verdadera causa de la elevación en la temperatura.


¿Qué puedes hacer para aliviar las molestias del bebé durante esos días en que le están saliendo los dientes conocidos como “dientes de leche” o dentición primaria?


Si el bebé se muestra muy molesto y llora y no puede dormir, puedes darle acetaminofén (o Tylenol) para bebés (revisa la dosis que indica el envase y usa el medidor que trae el producto. En caso de duda, consulta con el pediatra o el farmacéutico).
Un masaje de alrededor de 2 minutos en las encías lo puede aliviar (es posible que el bebé se resista al principio). Frota la encía suavemente, especialmente el área que esté más enrojecida y protuberante, por la que saldrá el dientecito.
Para aliviar el dolor y el escozor, ofrécele juguetes o anillos especiales para la dentición que estén fríos (no congelados). Si dejas que se congelen, estarán muy duros y pueden ocasionarle más dolor, en lugar del alivio que tanto necesita. También le puedes dar a morder una toallita limpia y húmeda que hayas dejado enfriar en el refrigerador durante una media hora. Es importante que vigiles lo que el bebé se lleva a la boca. Procura que todo lo que le des a morder esté limpio. En su afán de encontrar alivio puede llevarse a la boca algún objeto peligroso o sucio. Ten cuidado.
Límpiale bien la carita para quitar la saliva o la baba y así evitar que se le irrite la piel.
No se recomienda que uses geles o cremas de venta libre para adormecer las encías porque se han reportado casos de reacciones severas a la benzocaína que contienen.
Si durante este proceso sientes al bebé más caliente de lo acostumbrado, mídele la temperatura. Si el termómetro indica que tiene fiebre, llama al pediatra. Hay que averiguar qué la causa (un virus, una infección de garganta o de oído, por ejemplo).
En unos cuantos días brotará el diente y el bebé se sentirá aliviado. La inquietud, el babeo y el malestar se desvanecerán hasta que surja el próximo diente. Cuando llegue ese momento mamá y papá ya están mejor preparados y si aparece una fiebre alta, sabrán que no se debe tomar a la ligera ni se debe a los dientes, deberán consultar a su pediatra para determinar la causa.

Como actuar si el bebé tiene una convulsión febril


Una de las condiciones que más alarma a los padres, sobre todo primerizos, es que su bebé tenga fiebre (es decir, que su temperatura supere los 38 Cº o los 100,4 Fº). De por sí, la fiebre no es una enfermedad, sino un síntoma de que algo más le está pasando al bebé: tiene catarro o algún tipo de infección. Desde los 6 meses a los 5 años, la fiebre alta puede provocar convulsiones, llamadas convulsiones febriles que tienden a presentarse con más frecuencia entre los 12 y los 18 meses de edad. ¡Que no cunda el pánico! Por lo general, no son peligrosas ni dejan secuelas, pero conviene que los padres sepan qué hacer si llegan a presentarse.


Muchas mamás y papás, sobre todo los primerizos, no saben bien qué hacer y se preocupan cuando sus bebés tienen fiebre y es comprensible que así sea. La fiebre, después de todo, es una señal de alerta. “¿Qué le está pasando al bebé?”, “¿Llamó al médico?”, “¿Qué hago?”, se preguntan.
La mayoría de las veces, la fiebre es inofensiva, causada por una infección leve o incluso por arropar demasiado al niño. Sin embargo, es necesario estar atentos y comunicarle al pediatra cuando el bebé tenga más de 38 Cº o 100,4 Fº de temperatura rectal. La fiebre de por sí, como mencionamos, no es una enfermedad, sino un síntoma. De hecho, es un signo positivo de que el cuerpo se está defendiendo de un ataque, ya sea de virus o de bacterias. ¡Bravo por el sistema inmunológico del bebé!


Cuando ésta aparece, se asocia por lo general con infecciones respiratorias (desde el croup a la neumonía), infecciones en el oído, la gripe, catarros, infecciones de la garganta o del tracto urinario. El bebé se siente incómodo, su corazoncito late más rápidamente, respira también más rápidamente y con dificultad, y necesitará estar bien hidratado. Los medicamentos como el acetaminofén, en la dosis adecuada para la edad del bebé, te servirán para hacerle bajar la fiebre y aliviar las molestias, pero lo ideal es que el pediatra investigue la causa real de la fiebre y te indique el tratamiento adecuado.


A partir de los seis meses y hasta los 5 años, la fiebre puede ocasionar convulsiones que aparecen a las pocas horas de presentarse una condición que llegue acompañada de fiebre como las enumeramos anteriormente. ¿Cómo puedes saber si se trata de una convulsión febril? La reconocerás por lo siguiente: el bebé puede actuar de manera “extraña” por unos momentos, entonces de repente se pone rígido, se retuerce y sus ojitos se ponen en blanco. El bebé no responderá a tus estímulos por un corto tiempo, y su piel puede tornarse un poco más oscura que de costumbre durante el episodio.


La convulsión puede durar de 1 a 15 minutos, pero para un padre asustado, todo este tiempo parece una eternidad. Es necesario que procures no angustiarte demasiado, que procures mantenerte calmado(a): las convulsiones no son muy frecuentes y si suceden no causan daño cerebral ni neurológico. Tampoco causan parálisis, retraso mental ni epilepsia, aunque los síntomas sean parecidos.


Mientras sucede el episodio, protege a tu bebé o a tu niño pequeño de la manera siguiente:


Asegúrate de que el niño está en un lugar seguro y que no pueda caerse o golpearse con un objeto o con superficie dura o filosa.
No lo acuestes boca arriba, sino sobre un costado, para impedir que se asfixie con vómito o saliva.
Asegúrate que no tenga dificultades para respirar, incluyendo cualquier cambio en el color del rostro del niño.
Si la convulsión dura más de 10 minutos o el niño se pone azul, probablemente se trata de un tipo de convulsión más grave. Llama inmediatamente al teléfono de emergencias.
No le introduzcas nada en la boca.
No le des medicamentos para bajarle la fiebre, ni intentes darle un baño de agua fresca o tibia.
A menos que la convulsión dure más de 10 minutos o que el niño tenga dificultades para respirar, no será necesario dirigirse a toda prisa a un servicio de emergencias. Pero cuando termine la convulsión llama al pediatra para que evalúe al niño y te indique si necesita algún tratamiento especial.


Si el bebé sufre la primera convulsión cuando tiene menos de un año, tiene un 50% de probabilidades de que vuelva a repetirse. Si el niño la tiene después del año, las probabilidades de que vuelva a repetirse se reducen a un 30%. Recuerda también que las convulsiones febriles no se repiten en menos de 24 horas y de nuevo, no deben asociarse a epilepsia o al peligro de sufrir epilepsia en el futuro.


Hay otras señales que te indican que el bebé está en peligro y debes llamar al teléfono de emergencias o llevarlo a una sala de emergencias sin pérdida de tiempo:


Si el niño no parece estar despierto, no responde a estímulos, ni aparenta estar más cómodo cuando le baja la fiebre.
Si la fiebre y los síntomas de la gripe reaparecen después de que habían desaparecido.
Si el niño llora, pero no tiene lágrimas, o si no moja los pañales o no ha orinado durante las últimas 8 horas. Son síntomas de deshidratación severa.
Si el bebé tiene menos de 3 meses y una temperatura rectal de 100.4° F (38° C) o superior.
Si tiene de 3 a 12 meses y tiene una fiebre de 102.2° F (39° C) o superior.
Si es menor de 2 años y la fiebre le dura más de 24 a 48 horas.
Si la fiebre es superior a 105° F (40.5° C).
Si el niño ha tenido fiebre intermitente por una semana o más, aun cuando no haya sido muy alta.
Si el bebé tiene otros síntomas como dolor de garganta, dolor de oído, diarrea, náuseas, vómitos o tos.
Si tiene alguna enfermedad médica seria, como un problema cardíaco, anemia, diabetes o fibrosis quística.
Si le aplicaron una vacuna recientemente.
Si tiene fiebre y llora sin poder calmarse.
Si no se despierta fácilmente o no se despierta en absoluto.
Si parece confundido o tiene un dolor de cabeza muy intenso.
Si tiene rigidez en el cuello.
Si no puede caminar o se niega a mover un brazo o una pierna.
Si le brota un salpullido o aparecen hematomas.
Poco a poco tendrás más experiencia reconociendo las señales que indican que le está pasando algo al bebé, incluyendo cuando le empieza la fiebre. En la mayoría de los casos, podrás bajarla exitosamente. Pero conviene que sepas que también pueden presentarse ciertas condiciones como las convulsiones febriles que pueden causarte angustia, pero que, en la mayoría de los casos, no son peligrosas. Ahora ya sabes cómo ocurren y podrás actuar adecuadamente en caso necesario.

viernes, 23 de septiembre de 2011

CUIDEMOS EL CORAZÓN DE NUESTROS HIJOS


El corazón es uno de los órganos más importantes para la vida. Cuidarlo y protegerlo desde la infancia es fundamental para disfrutar de una estupenda calidad de vida. Hoy, que se celebra el Día Mundial del Corazón, es un buen momento para hacer un llamamiento a todos padres de familia para controlar el peso de los niños a través de la alimentación y el fomento del ejercicio físico. El desarrollo de hábitos saludables es la clave para que los niños tengan un corazón sano.


En la actualidad, existen 155 millones de niños obesos y con exceso de peso en el mundo, y los padres podemos desempeñar un papel crucial para reducir los principales factores de riesgo de las enfermedades cardíacas y los accidentes cerebrovasculares en la edad adulta. Las enfermedades relacionadas con el corazón pueden prevenirse, en gran medida, si se reducen los principales factores de riesgo cardiovascular, como son la presión sanguínea alta, los niveles altos de colesterol y de glucosa en la sangre, el tabaco o exponerse al humo de tabaco de otros, el consumo inadecuado de frutas y verduras, el exceso de peso y la obesidad, y la inactividad física.


Más ejercicio para el corazón de los niños
La actividad física es fundamental para una buena salud cardiaca, lo mismo que una dieta rica en rica en frutas y verduras, y pobre en grasas saturadas. La falta de actividad física puede favorecer la aparición de obesidad, diabetes e hipertensión. En los últimos diez años, el número de niños con sobrepeso ha aumentado de dos a cinco veces en los países desarrollados y casi cuatro veces en los países en vías de desarrollo. El fomento del deporte y de las actividades deportivas entre los niños con la ayuda de los padres, los centros escolares y la comunidad, y las campañas de nutrición dirigidas a todos los miembros de la familia para estructurar dietas equilibradas, que incluyan muchas frutas y verduras, cereales integrales, carnes magras, pescados y legumbres, además de productos bajos en grasas, es lo que se está haciendo actualmente en favor de la salud del corazón desde la infancia.


Y es que no podemos dejar de fijarnos en las estadísticas: los jóvenes obesos tienen un 80 por ciento más de posibilidades de tener exceso de peso de adultos y, por tanto, el riesgo de enfermedades cardiacas y de accidentes cerebrovasculares será mayor. Los niños con exceso de peso presentan un riesgo de tres a cinco veces mayor de sufrir un infarto o un accidente cerebrovascular antes de llegar a los 65 años que un niño con un peso normal, a lo que hay que añadir el riesgo inmediato de arterosclerosis y una probabilidad mayor de diabetes.


Esta es precisamente la razón por la que ha surgido un nuevo término la "diabesidad", que aparece cuando en la misma persona confluyen dos enfermedades, la diabetes y la obesidad, que pueden poner en un serio riesgo la salud del corazón. Por el bien de tus hijos, cuida su corazón.

Los niños conociendo el entorno


También es muy importante el modo en que se lleva de paseo al niño (nos referimos a los niños más pequeños): los padres , mientras sacan de paseo al pequeño, no deben nunca cansarse de hablarle, aunque el niño no pueda entender. Lo que interesa es el sonido de la voz, los gestos lentos de los padres, el ambiente que lo rodea, el juego de las luces.


Los paseos deberán hacerse durante la mayor parte del tiempo por los parques (si bien esto, especialmente en algunas grandes ciudades, es muy difícil); de este modo, el niño, aunque sea muy pequeño, puede comenzar a hacer algunas asociaciones entre la voz de los padres, la oscilación tranquila de la cuna, la sensación de bienestar físico (ligado a una mayor oxigenación del aire) y la sensación de tranquilidad y silencio del parque.


Se debe evitar totalmente el llevar al niño de paseo por las ruidosas calles del centro de la ciudad, donde la contaminación, tanto atmosférica (gases tóxicos de los automóviles y de las fábricas) como acústica (bocinazos, frenazos, etc.), alcanza niveles muy elevados. Los “paseos” de este tipo son, naturalmente, desaconsejables. Si queréis ir a mirar escaparates o hacer compras en las tiendas del centro, es mejor (al menos en las grandes ciudades industriales) dejar al niño con compañía y en casa: ganará en bienestar físico y psíquico.

Antisépticos para curar las heridas de los niños

El ambiente en el que vivimos y respiramos está lleno de microorganismos y bacterias. Es más, algunos incluso viven sobre nuestra piel para alimentarse del sudor y de la grasa producidas por las glándulas sudoríparas y sebáceas. Para hacerte una idea de la cantidad de gérmenes que viven con nosotros, basta decir que una persona sana y limpia puede albergar 2,4 millones de bacterias por centímetro cuadrado de piel en las axilas. La mayor parte de ellos están controlados por los eficientes sistemas de defensa que existen en la piel y en las mucosas, pero cuando se produce una herida o un corte en la piel y ésta se abre, los gérmenes pueden introducirse en el cuerpo humano y ocasionar una infección. Los bebés y los niños son especialmente vulnerables porque su piel es más sensible y porque están en contacto con el suelo mediante el gateo, las caídas y sus juegos.


Para evitarlo, es imprescindible usar un antiséptico que impida su paso y reduzca la posibilidad de causar una enfermedad. El producto debe aplicarse en los costados del corte de la piel y no directamente en la incisión, sin olvidar que lo mejor es permitir que la lesión se ventile para que cicatrice y, de esta manera, se impida un nuevo ataque.


Tipos de antisépticos para niños y adultos
Todos los antisépticos no son iguales ni tienen la misma efectividad. Cada uno de ellos tiene unas propiedades y sus mecanismos de acción están muy diferenciados:



Clorhexidina: es eficaz contra bacterias Gram + y Gram -, esporas, hongos y virus. Su atividad se inicia a los 15 - 30 segundos y dura hasta 6 horas. Es activo frente a materia orgánica como pus, exudado o sangre, no tiene contraindicaciones y no es tóxico. Se puede utilizar en embarazadas, neonatos (para la curación del cordón umbilical), lactantes y niños porque no se absorbe y, por tanto, carece de reacciones sistémicas.


Alcohol 70%: es eficaz contra bacterias Gram + y Gram -, y virus como Sida y citomegalovirus. Su actividad se inicia a los 2 minutos y su efecto residual es nulo. Es inactivo frente a materia orgánica como pus, exudado o sangre, está contraindicado en heridas abiertas, produce dolor local en los tejidos, puede resultar irritante y, en cuanto a seguridad, es un producto inflamable.


Yodo: la povidona yodada 10% es eficaz contra bacterias Gram + y Gram -, virus y hongos. Su actividad se inicia a los 3 minutos de su aplicación y permanece durante 3 horas. Retrasa el crecimiento del tejido de granulación que es esencial para el comienzo de la cicatrización y en el apartado de toxicidad puede causar irritación cutánea y absorción del yodo a nivel sistémico, lo que le convierte en un producto contraindicado en recién nacidos (para curas del cordón umbilical), lactantes y personas con alteración tiroidal.


Agua oxigenada: el peróxido de hidrógeno es activo contra bacterias Gram + y Gram -, y el 3 por ciento de los virus. Inicia su actividad inmediatamente tras su aplicación, pero su efecto no permanece. Es inactivo frente a materia orgánica como pus, exudado o sangre, resulta irritante en las mucosas y como contraindicación tiene peligro de lesionar tejidos en cavidades cerradas y riesgo de embolia gaseosa.


Mercurocromo: los productos mercuriales o derivados del mercurio son bacteriostáticos (impiden el crecimiento de microorganismos mientras dura su acción) de baja potencia y se inactivan en presencia de materia orgánica. Pueden producir dermatitis de contacto y sensibilidad sobre la piel en nuevas aplicaciones.


Otros antisépticos para impedir infecciones

Algunas infecciones por bacterias y virus ocasionan ampollas y úlceras pequeñas y dolorosas (aftas) en las mucosas de la boca de los niños. En este caso, la lesión puede ser originada por un objeto, una prótesis dental o un golpe, y sus efectos son atenuables gracias a soluciones antisépticas, las cuales se aplican, directamente, o mediante la realización de gárgaras.


Los antisépticos también son útiles para frenar el 
acné o granitos producen los cambios hormonales al estimular a las glándulas sebáceas, generando cúmulos de grasa que obstruyen los poros y dan lugar a espinillas. Estas lesiones pueden ser invadidas por la bacteria Propionebacterium acnes, y usar soluciones antisépticas especiales puede ayudar a aminorar el riesgo de infección y, por tanto, de cicatrices.


¿Cuánto tiempo hay que usar un antiséptico?
Aunque no existe unanimidad en el tiempo que debe utilizarse un antiséptico, la práctica clínica recomienda que, cuando se trate de pacientes de atención primaria con heridas abiertas, se use el antiséptico durante las primeras 24-48 horas, hasta la aparición del tejido de granulación que es el primero de la cicatrización. En postoperados, con heridas cerradas y riesgo de infección, conviene usarlo de forma continuada en cada cura. Esta medida incluye el lavado de la herida con suero fisiológico y la aplicación de un antiséptico cada vez que se cambie el apósito.


Consejos para usar un antiséptico sobre heridas o quemaduras
1. Antes de limpiar con un antiséptico, hay que eliminar las placas de tejido duro desvitalizado porque el antiséptico es eficaz sobre el tejido vivo.
2. Los antisépticos no deben usarse de forma indiscriminada para la limpieza de heridas limpias que ya tienen tejido de granulación o están cicatrizando.
3. Después de limpiar una herida con un antiséptico, conviene irrigar la superficie con solución salina al 0,9% para minimizar la toxicidad potencial.
4. Elige el antiséptico menos tóxico y que sea más biocompatible con el entorno de la herida.
5. Los sntisépticos sólo deben servir de soporte a la terapia antibiótica.
6. Los antisépticos sólo deben usarse durante periodos de tiempo limitados.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Actividades según la edad


La edad del niño es un factor decisivo a la hora de elegir la actividad extraescolar más adecuada para él. La valoración de algunos factores como el nivel de desarrollo psicomotor del niño es fundamental a la hora de apuntarle a un deporte. A continuación, GuiaInfantil.com te propone algunas actividades que tus hijos pueden realizar en función de los años que tengan:


Actividades extraescolares a partir de los 4 años de edad
- Danza: desarrolla la expresión y la comunicación corporal, además de despertar el sentido musical. Estimula la coordinación y el trabajo en grupo.
- Psicomotricidad: es aconsejable tanto para estimular como para reeducar a los niños a través de los movimientos y la interacción.
- Dibujo: ayuda a que los niños expresen sentimientos, emociones y sensaciones. Estimula la comunicación con los demás y con uno mismo, la creatividad, el autocontrol y la confianza en uno mismo.
- Natación: se recomienda a partir de los cuatro años de edad, ya que antes el desarrollo psicomotriz de los niños no está preparado para aprender a nadar, aunque anteriormente hayan realizado otro tipo de actividades en el agua y estén familiarizados con el medio acuático.


Actividades extraescolares a partir de los 5 años de edad
- Gimnasia artística: trabaja las habilidades motrices, fomenta el conocimiento del cuerpo, del ritmo y de los movimientos. Se trabaja en grupo.
- Fútbol: estimula la velocidad, los reflejos, la coordinación motora y valora la competición en grupo.
- Tenis: desarrolla los reflejos, la coordinación, la velocidad y la psicomotricidad.
- Baloncesto: aumenta la resistencia y la coordinación de movimientos, fortalece los músculos de las piernas, desarrolla los bíceps, la rapidez, la agilidad y la flexibilidad. Además controla las acciones individuales para adaptarlas al resto del grupo.
- Artes marciales como el taekwondo, kárate o judo brindan salud corporal y desarrollo mental. Ayudan a desarrollar la concentración, la resistencia, fuerza, y flexibilidad, y enseñan valores como la integridad, la honestidad y la autodisciplina.


Actividades extraescolares a partir de los 6 años de edad
- Pintura: estimula la capacidad creativa, destreza manual y visual, y la expresión plástica. Además, fomenta la concentración y la tranquilidad.
- Instrumentos musicales: despierta la inteligencia musical y el sentido del ritmo, divierte, relaja, estimula y proporciona placer. Desarrolla la coordinación y la concentración.
- Patinaje: desarrolla los músculos, los muslos y las piernas, brinda resistencia a los brazos y hombros, y estimula la velocidad y la coordinación motora.


Actividades extraescolares a partir de los 7 años de edad
- Ajedrez: desarrolla la memoria, la concentración y la imaginación. Enseña a tomar decisiones, asumir responsabilidades por sus actos, superar errores y disfrutar de los aciertos. Además, estimula la seguridad en uno mismo.


Actividades extraescolares a partir de los 8 años de edad
- Teatro infantil: desarrolla el control de la memoria, la interpretación, la lectura, y los movimientos corporales. Estimula la imaginación, la creatividad, y la seguridad en uno mismo.


Actividades extraescolares a partir de los 10 años de edad
- Voleibol: desarrolla la agilidad, los reflejos, y la velocidad. Enseña valores como el respeto y la tolerancia hacia los compañeros y hacia las reglas del juego, aumenta el sentido de la deportividad y del trabajo en equipo.

Piojos en el colegio ¡¡¡¡ No!!!!


-Los piojos, así como las liendres, son considerados uno de los problemas más preocupantes que pueden afectar a la cabeza de los niños. La escuela o el colegio, es el lugar donde más se proliferan los piojos, debido a la gran cantidad de niños que concentran. Y aunque los piojos de la cabeza no transmitan enfermedades y no representan riesgos para la salud de los niños, puede provocar daños al cuero cabelludo si no son eliminados. En razón de eso, un trabajo de prevención es lo más recomendable durante todo el año escolar, tanto para prevenir como para evitar que la infestación de piojos se expanda.


Para evitar una infestación, brote o epidemia de piojos en los colegios, es necesario que los padres de los alumnos también se impliquen en ello. Para eso, es aconsejable que tanto profesores como padres adopten algunas medidas y cuidados para prevenir la pediculosis entre los escolares.


Cómo evitar el contagio de piojos entre los escolares
1- Es sumamente importante que los educadores presenten a los alumnos una información completa sobre los piojos, es decir, cómo se contagian, qué síntomas indican una infestación de piojos, y qué debe hacer el niño si encuentra algún piojo en su cabeza o en la cabeza de algún compañero del colegio.


2- Cuando se detecte algún caso de piojos, es aconsejable que la dirección del colegio informe inmediatamente a los padres del niño afectado, para que ellos adopten las medidas pertinentes para eliminar a los piojos y liendres que pueda tener su hijo.


3- Evitar que las prendas de vestir, es decir, gorros y gorras, sombreros, bufandas, cintas de pelo, abrigos, uniformes deportivos... que los niños suelen colgar en las perchas del aula, estén en contacto directo. Los piojos no vuelan ni saltan, pero caminan rápidamente entre un elemento y otro.


4- Se debe aconsejar a los niños a que no compartan peines o cepillos, ni horquillas, ni gorros o gorras, ni abrigo, toallas, etc. Un solo niño con piojos puede contagiar a muchos otros niños.


5- Si hay casos de piojos en el colegio, pedir a los niños que eviten el contacto de cabeza con cabeza, que las niñas lleven el pelo recogido y los niños el pelo lo más corto posible.


6- Vigilar y aumentar las medidas de higiene tanto en el aula así como en los pasillos, piscinas y demás dependencias del colegio. Fuera del cuerpo humano, los piojos pueden sobrevivir hasta 48 horas, incluso en el agua de la piscina.


7- Es necesario desmitificar que los piojos están relacionados con la falta de higiene de los niños. Es aconsejable que se aclare a los niños que los piojos no distinguen clase social, ni color de piel, ni el estado de higiene. Los piojos solo necesitan del calor humano y de la sangre para sobrevivir y reproducirse.


8- Se debe aconsejar a los niños a que no se olviden de cepillar los cabellos todos los días, antes de acudir al colegio.

Cuida a tus hijos de las quemaduras


El hogar no siempre es el lugar más seguro para los niños. Los últimos estudios sobre la seguridad de los niños en el hogar revelan que los incendios son la segunda causa de muerte entre los niños menores de cuatro años, estando por detrás solamente de los accidentes de tráfico.


Entre los accidentes causados por el fuego, las quemaduras es uno de los que más preocupan a los padres. Me acuerdo que una vez, en mi casa, mi hermano pequeño sufrió una quemadura importante. Mi madre estaba planchando la ropa cuando, al darse la vuelta con la plancha en su mano, sin querer la rozó contra el pecho de mi hermano, provocando una quemadura significativa. Hasta hoy me acuerdo de la aquella situación tan angustiosa para mi madre y tan dolorosa para mi hermano.


Consejos para evitar las quemaduras en casa
Aparte de las quemaduras provocadas por la plancha y otros aparatos eléctricos, la cocina es un "territorio" muy peligroso para los niños. La curiosidad de los niños no tienen límites y ellos quieren hacer todo lo que hacen los mayores, sin medir las consecuencias. Por esta razón es muy importante aplicar algunas medidas de seguridad para evitar las quemaduras en los más pequeños de la casa:


- Evitar que los niños jueguen en la cocina, abran los armarios, manipulen aparatos, etc.


- Evitar que los mangos de las cazuelas o sartenes sobresalgan de las placas de la cocina.


- Utilizar fuentes de calor con termostato para regular la temperatura conforme las necesidades.


- Evitar utilizar estufas de gas.


- Evitar utilizar agua muy caliente durante los baños de los niños.


- Atentar para la revisión técnica de los aparatos que proporcionan calor y agua caliente.


- Proteger y asegurar que los cables eléctricos estén bien amarrados y escondidos.


- Evitar que los niños jueguen con mecheros y cerillas, o fuegos de artificio.


- Proteger y tapar los enchufes eléctricos con placas de plástico para evitar que los pequeños introduzcan sus dedos o algún objeto.


- Evitar conectar varios aparatos en un mismo enchufe. Eso puede llamar la atención de los niños.


- Evitar llevar aparatos eléctricos al baño.


Por último, recuerda que las épocas del año en que se registra una mayor incidencia de accidentes domésticos son las vacaciones de Navidad, junto con las de Semana Santa y las de verano

viernes, 16 de septiembre de 2011

Cómo explicar la muerte a un niño

Hablarle de la muerte a un niño, generalmente es un mundo paras los adultos. Es natural que como padres y maestros queramos proteger a nuestros peques del sufrimiento que significa perder a alguien querido.
Definitivamente los peques se darán cuenta de que estamos tristes también por la perdida de nuestro ser querido y debemos apoyarlos brindándoles cariño y respondiendo a sus preguntas.


Es bueno hablar con los peques del proceso de la vida como por ejemplo como llega el árbol a que sus hojas se caigan y después crecen otras nuevas, la muerte de un pájaro o un insecto, de esta manera el niño se familiarizara con el tema y será mas fácil afrontar una futura tragedia.



Si algún miembro de la familia o amigo esta enfermo de gravedad hay que conversar con el peque de lo que puede pasar, el peque siente el ambiente que se vive en ese momento.


Debes hablar con palabras sencillas y utilizando ejemplos, dile a tu peque que esa persona lo acompañara en su corazón, pero asegúrate que entienda que la persona muerta ya no podrá regresar a la vida, hablar, caminar, etc.


Algunos padres utilizan frases como "se fue al cielo", "esta durmiendo", "falleció"; Estas frases confundirán a los niños, es mejor decirles las cosas con claridad, algunos peques pueden sentirse culpables de la muerte del ser querido por lo que es bueno que como padres y maestros hagamos preguntas para que nuestro peque se encuentre tranquilo.


Después del proceso debes apoyar a tu peque, sigue adelante con tu rutina diaria, no alejes a tu hijo, déjalo expresarse y dejar que de alguna manera se lamente por la perdida, cada niño reaccionara de diferente manera, debes comprender eso.


Recuerda que el niño puede sufrir alteraciones en el sueño, comportamiento, pero se dan por un tiempo corto ayudan al niño a desahogarse y forman parte del proceso, en el cual tu debes transmitirle seguridad y confianza para el futuro.

Como reducir el tiempo de los niños frente a la televisión


Todos sabemos que los niños pasan demasiado tiempo frente al televisor, porque nosotros se lo permitimos y esto no lo beneficia en su desarrollo, pues almacenan información sin valor alguno. Además adoptan conductas vistas, aprendidas por imitación.


La televisión es una fuente para la formación de actitudes y comportamiento del niño, podemos canalizar la atención que los niños toman a la pantalla y poner algún cd educativo, el cual le ayude en su formación.


No tomen a la televisión como “niñera”, simplemente porque el niño se quede tranquilo, hay que estar muy atentos, pues el ver televisión se puede convertir en un habito fijo para los niños.


Incentiva a tu niño a realizar otras actividades como la lectura, interacción con la familia, juegos didácticos, cantar o escuchar musica, etc. Cuando vea televisión acompáñalo y determínale un tiempo aproximado de 2 horas o menos, escoge los programas junto a tu niño y conversa sobre lo que miran, hazle preguntas.


La hora de la comida y de hacer las tareas son únicamente para ello, no dejes la televisión prendida, pues es un elemento distractor. Hay que establecer periodos en los que la televisión debe de estar apagada
Es recomendable que a partir de los 5 años reduzcas la cantidad de horas que tu niño pasa frente al televisor, de esta manera evitaras que adopte comportamientos agresivos o problemas sociales.


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Como controlar los esfínteres de los niños


Una de las cosas que le debemos enseñar a nuestros peques, es el control de los esfínteres, es decir que sean capaces de controlar su orina y deposiciones, a veces dudamos del momento apropiado para que el niño deje de usar pañales y avise cuando necesita ir al baño. Hay que tener en cuenta que es un proceso, no podemos presionarlos.


No es conveniente que empiecen desde muy corta edad, es mejor después de los dos años de edad, puesto que podríamos generar algún trastorno e la personalidad, estreñimiento u otro problema en el peque, debes respetar el momento adecuado que tu niño establezca, nunca lo fuerces y felicítalo cuando tenga la iniciativa o cuando ya casi logra llegar al baño " Muy bien, casi llegaste, falto poquito, estoy orgullosa de ti".


Al momento de ac ostarse le puedes decir para probar una noche sin pañal, le hacer la pregunta, si no quiere no lo fuerces, "¿Te gustaría dormir sin el pañal?, te pongo un plástico debajo de la sabana para que no te preocupes si te haces pis".


Si tu niño no controla sus esfínteres al rededor de los 3 años y medio es mejor llevarlo donde el especialista para ver que podemos hacer, al igual de que tenga retención fecal, puesto que puede ser una reacción ante la presión propia del niño.


Debemos tener mucha paciencia, puede que el peque un tiempo deje de usar pañal y luego vuelva a usarlo por algunos días, puede tener un "retroceso", es totalmente normal, no te alarmes por ellos, recuerda que cada niño es un ser diferente.






Consejos para el control de esfínteres


- Conversa con tu niño, pregúntale si desea ir al baño.


- Lleva al peque al baño regularmente, no exageres en la continuidad.


- Vistelo con ropas que ellos puedan manipular con facilidad


- Ayúdalo cuando estés con el en el baño, pero déjalo que también actúe solo


- Felicítalo y dile que estas orgullosa de el, nunca le regañes, puesto que rechazará el baño.


- Si logra controlarlos y a veces se le escape, compréndelo y conversa con el

martes, 13 de septiembre de 2011

Primeros buenos modales en los niños


Los niños necesitan tener reglas, la edad adecuada es a partir del año y medio, pero no hay que exagerar, como es algo nuevo en la vida del peque, hay que introducirlo poco a poco, no es bueno exigirle tanto a l niño, pero si reconocer y decirle “muy bien”, cuando siga las normas de cortesía.


Por ejemplo podemos empezar en la casa a partir del año y medio, diciéndole como se piden las cosas, palabras como “por favor”, “gracias”, “buenos días”, después esto puede ser reforzado por la profesora de inicial, de esta manera lo usaran mas seguido, además de enseñarles, nosotros también tenemos que practicarlas de manera mas regular.


Cuando se portan mal, es necesario mostrarles que no esta bien, diciéndole “Eso no se hace”, no les hacemos caso por un momento y después de un tiempo volvemos a hablar con el y le explicamos.


Es bueno que desde pequeño el peque conozca, la bondad, los buenos modales y el respeto como base social, también es bueno que compartan, eso les ayuda mucho en la bondad.


Por ejemplo cuando estaba con mis peques, solía sentarme con ellos a la hora de tomar la ponchera y compartir la ponchera que llevaba, por otro lado a la hora de jugar había un carrito, el cual todos los niños lo querían y se peleaban, impusimos una regla de dos vueltas por niño, el peque que no quería se quedaba sin jugar y todo con buenos modales.


Recuerda siempre que los peques son como esponjitas, todo lo que vean y/o escuchen, se queda grabado y lo repetirán, pues no saben que esta bien y que esta mal, como padres y maestros debemos conducir a nuestros niños por una buena formación. Un niño será un adulto respetuoso.





¿Como tener bebes más alegres y tranquilos?


Según un grupo de investigadores británicos, las mujeres que están embarazadas y dejan de fumar, tienden a tener mas alegres y adaptables, al contrario de las mujeres que han seguido fumando, pues tiene bebes gruñones


Otro punto interesante es que los bebes de las madres que nunca han fumado, tienden a ser mas temperamentales, que los peques de las mujeres que abandonaron el tabaco.


La doctora Kate Pickett, de la Universidad de York, y su equipo, han seguido a 18.000 bebes británicos, nacidos entre los años 200 y 2002, así como a sus madres.


El estudio determino que “Las mujeres que dejan de fumar durante el embarazo, tienen un mejor funcionamiento general, incluyendo relaciones más estables, más habilidad para utilizar los recursos de la comunidad y circunstancias vitales menos desestabilizadoras y estresantes, y tienen menos probabilidad de tener un pasado de problemas sociales y comportamiento antisocial, frente a las mujeres que fuman durante el embarazo”,


El tabaco afecta el desarrollo del feto, y también después del embarazo el niño se puede convertir en un fumador pasivo.


El estudio determinó, que las mujeres que dejaban de fumar tenían niños mas tranquilos y felices, por ende, si tu fumas, seria bueno que lo dejaras de hacer, por el buen desarrollo de tu peque.

¿Es importante lavarnos las manos?


Como padres y maestros, debemos inculcar hábitos de higiene en nuestros peques, uno de ellos es el lavarse las manos. Pero ¿Por qué me debo de lavar las manos?, es la pregunta de nuestros niños, a lo que debemos responder explicándoles que si no nos lavamos las manos, los microbios, pueden generar enfermedades, aunque parezca que tenemos la mano limpia podemos tener gérmenes y/o microbios, pues estos son diminutos.


Al momento de lavarte las manos bien, reducimos los riesgos de adquirir enfermedades y nos ayuda a mantenernos sanos.


Como lavarse las manos hasta dejarlas limpias


Usa agua tibia y jabón hasta lograr abundante espuma.
Frotar las manos, una con otra, por medio minuto.
Enjuágate las manos, asegurándote de sacar toda la espuma.
Seca tus manos con una toalla limpia.
Una manera mas entretenida para los peques es hacer como un juego o competencia donde se tomara el tiempo y haber quien lo hizo mejor. Esto se puede realizar entre hermanitos, amigos o la madre y el peque.


Otra manera también, que puedes practicar con los peques, es llevar un cuadro, como un calendario donde indique cuan menudo se lava las manos, y luego contar el total del mes para ver quien es el ganador.


Debemos de tener mucho cuidado con la salud del peque, pues ellos son curiosos y al jugar, estar en el piso o encontrase algo pueden adquirir alguna enfermedad.


Cuando lavarse las manos
Luego de ir al baño
Al regresar de la calle
Luego de jugar
Luego de jugar con las mascotas
Luego de sonarse la nariz
Antes de comer
Y en cualquier momento del día.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Acné en el bebé

El acné es una enfermedad que afecta las glándulas sebáceas de la piel, se produce cuando ocurre el bloqueo de la misma y no se puede liberar la grasa, pudiendo provocar inflamación e incluso infección.
 Generalmente estos problemas aquejan a los adolescentes, pero sabias que también pueden aparecer en la piel del bebe recién nacido o de pocas semanas de vida, salen en las mejillas, frente, mentón y/o espalda del peque.


Si estos granitos son muy pequeños puede ser sudamina la cual es una erupción muy frecuente en los primeros dos años de vida. Aparece como un sarpullido de granitos rojos sobre la piel debido a la obstrucción de las glándulas sudoríparas.


La aparición del acné guarda estrecha relación con las hormonas masculinas, la producción de sebo se ve estimulada por la producción abundante de estas hormonas en el organismo del pequeño, aunque también puede recibirlas a través del cordón umbilical por parte de la mamá.


No te alarmes por los granitos, ten calma ya que no pican ni duelen en lo absoluto, a menos que exista inflamación la cual si puede ser molestia para el peque.


Estas erupciones cutáneas desaparecen por si solas, igual que han surgido, y no debe ser motivo de alarma. desaparecen a las semanas, pero pueden durar hasta los 6 meses.


De todas maneras siempre es bueno que consultes al especialista, para que examine al bebe y descarte si la erupción es un indicio de alguna enfermedad infecciosa como rubéola, o escarlatina.


Consejos para tratar el acné del peque
No aprietes los granitos ya que puede producirse inflamación.
No frotes, ni laves fuertemente la piel de tu bebé
Lávale la cara con agua y un poco de jabón suave con Ph neutro
Si la piel del peque es muy sensible lávalo con agua tibia.
Evita aplicar lociones humectantes o aceites a la piel.
Lava la ropa con enjuagues naturales y suaves.

Fuente:guiapeques