viernes, 11 de noviembre de 2011

¿Tu hijo ya tiene memoria?


Todo lo que vive tu pequeño ahora formará parte de los recuerdos de su infancia de algún modo, aunque sea incapaz de acordarse de detalles concretos y específicos. Descubre cómo funciona su memoria.


Seguro que tu hijo ya te cuenta, a su manera, algo que vivió hace unos días o te recuerda algún detalle que tú habías olvidado. También sabe perfectamente quién de tus vecinos le dio un caramelo y dónde vive el perro que no para de ladrar. No obstante, estos recuerdos no quedarán guardados en su memoria para siempre.


EL PAPEL DEL LENGUAJE
La causa más probable de la amnesia infantil (perder los recuerdos de los tres primeros años) radica en que la capacidad lingüística aún es muy limitada y el lenguaje juega un papel básico para recordar experiencias.


Gracias al lenguaje el niño puede distinguir entre hoy y mañana, entre antes y después, y el sentido del tiempo resulta imprescindible para guardar las vivencias en la mente de un modo ordenado y cronológico. Si no se hace así, se van olvidando.


Desde que el niño se suelta a hablar va archivando los acontecimientos en su memoria en dos “ficheros” distintos:


-En uno guarda los hechos cotidianos, como las cenas en familia, el ratito que pasa en la cama grande con los papás... Todas estas vivencias se fusionarán en un solo recuerdo; es decir, el pequeño no se acordará específicamente del día de su segundo cumpleaños, ni tampoco del tercero, pero sí tendrá un bonito recuerdo global de estas fiestas. Y lo mismo ocurre con las visitas a casa de los abuelos, las salidas al campo, los veraneos...
En el otro “fichero” almacena las vivencias excepcionales: el día que nació su hermanito, la visita al trabajo de mamá, la primera vez que se quedó a dormir en casa de sus primos... También se acordará de esa vez que se cayó del columpio por no agarrarse, lo que disminuirá el riesgo de que vuelva a pasarle en el futuro.


BUENAS EXPERIENCIAS
Ahora que ya sabes cómo funciona la memoria de tu hijo, ponte manos a la obra para aumentar sus recuerdos positivos. Estas pautas te servirán:


Procura incluir en tu vida cotidiana costumbres y rutinas que le resulten agradables, como el cuento de antes de dormir o el ratito en el parque después de salir del colegio.
Hacer excursiones los fines de semana y pasad las vacaciones en familia. Él se sentirá feliz jugando a sus anchas y, sobre todo, disfrutando de tu compañía y de la del papá.
Hojea con él vuestro álbum familiar. Este entretenimiento le ayudará a mantener vivos sus recuerdos.
También es recomendable que reflexiones sobre tus propios recuerdos: las tartas que te hacía tu madre, las canciones que bailabas con tus primos... Éstos te inspirarán para proporcionar a tu hijo recuerdos igual de positivos que los tuyos... ¡o incluso más!
Dos formas de recordar
En los primeros dos años sólo existe un tipo de memoria, la implícita, que se da a nivel inconsciente. Por ejemplo, el bebé mira a su mamá cuando le da las tomas y así asocia su cara con una sensación agradable en el estómago.


Una vez que el pequeño domina el lenguaje aparece la memoria explícita, gracias a la cual el niño almacena vivencias de modo consciente. Su cerebro funciona como un archivo clasificador en el que guarda olores, sabores, imágenes, palabras... A partir de entonces los dos tipos de memoria trabajan conjuntamente.


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