viernes, 10 de junio de 2011

Cerebro y el desarrollo infantil


Hablar de Neurociencias en la Educación y la Psicología cada vez es más común, pero debiéramos hacer un repaso histórico y coincidiríamos en que hasta algún tiempo atrás eran disciplinas encontradas y casi nunca bien llevadas.


Según, Orlando Terré, reconocido especialista, creador del METODO POINT, en su último libro publicado con el sello editorial de Kiddy´s House y el portal Cosas de la Infancia: Neurodesarrollo Infantil: Pautas para la Estimulación Temprana nos adentra en el comportamiento del cerebro y sus desafíos en el desarrollo infantil. Dos mundos que parecían distantes hoy se unen gracias a una palabra plasticidad.


La huella que deja la experiencia en a red neuronal


La neurociencia descubre su gran secreto que el cerebro no es un simple órgano estático sino que, por el contrario, evoluciona durante toda la vida guardando huellas de experiencias vividas. Ciertas huellas emergen en la conciencia y otras muchas quedan ocultas en los meandros del inconsciente. La inscripción que deja en la experiencia participa en el devenir del individuo, siempre en su constante transformación: “La plasticidad demuestra que la red neuronal sigue abierta al cambio, a la contingencia y que los acontecimientos y las potencialidades de la experiencias lo modifican”.


La plasticidad demuestra la unicidad de cada individuo, el que finalmente se revela biológicamente para recibir la incidencia de otro y de la historia, lo que convierte a cada individuo, en cierta medida, en el modelador de su propio cerebro.


El niño no aprende jugando….



Otra de las incógnitas que nos revela el autor de este libro es la manera práctica de asumir la infancia y mas allá de los aprendizajes nos sitúa en la experiencia y el comportamiento. No se trata de quedarnos en un paradigma analógico, buscando correspondencias entre los circuitos neurobiológicos y los comportamientos. No existe relación simple entre el estado del cerebro y un estado psíquico y es por ello que el especialista nos propone con claridad que: El niño no aprende jugando, sino que, aprende a través de la experiencia que le posibilita el juego previamente diseñado.


Lo anteriormente expresado deja entender que cada niño es una individualidad, es un ser único, diferente al otro niño de su propia edad e inclusive ni siquiera un clon será idéntico a la persona de la que proviene, por lo que huella y plasticidad nos hacen reflexionar entorno a como deberán ser educados y estimulados nuestros hijos en la edad 0-6 años de vida.

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